Texto perteneciente a la exposición nft realizada en el metaverso NftCanarias 2022.
29 Junio 2022. Texto curatorial de Chr5 incluído en el Catalogo NFT CANARIAS 2022.
En los últimos años hemos visto nacer el criptoarte como un nuevo y desafiante movimiento artístico global nacido en los no-lugares. Mientras el sistema del arte tradicional protege a los artistas y sus obras por medio de la estructura ya consolidada de galerías, ferias, coleccionistas y casas de subasta especializadas; el criptoarte nace como una expresión underground de pseudoarte que no busca más que manifestar su propia naturaleza: la naturaleza de lo social a través de lo digital. Artistas y no-artistas, nos expresamos digitalmente en el mundo de la blockchain ajenos a las reglas tradicionales del arte. El movimiento underground de la cripto economía y los nuevos dispositivos de comunicación digital han creado el contexto de lo que podríamos anunciar como el nacimiento global de comunidades criptoartísticas interconectadas. Nos encontramos en un momento inicial y fascinante de la construcción de esta nueva comunidad creadora que traspasa barreras y convive sustentada por el anuncio de un nuevo paradigma llamado blockchain, criptoeconomía y descentralización.
En esta efervescencia de nuevas ideas, un grupo reducido de artistas canarios hemos tomado la iniciativa de ubicar a Canarias en este nuevo mapa de relaciones como punto de interés en el desarrollo de esta nueva comunidad creadora, y lo hemos hecho del único modo que sabemos hacerlo: con humildad. Hemos creado una pequeña exposición acompañada de algunas charlas en torno al criptoarte y la tradición del arte contemporáneo en Canarias. En esta aventura nos acompañan como curadores Celestino Celso Hernández y David Cruz; como artistas Aída Piñango, César Marrero, Bénelo García, Miguel Prieto y el que narra (Carlos Marrero aka Chr5). Con este primer paso esperamos plantar la semilla del futuro del arte en nuestra pequeña comunidad local, posibilitando a otros creadores, a críticos y a galeristas, poder desarrollarse en este nuevo contexto del arte en la era de la descentralización: esto es, una nueva era donde los creadores tomamos el testigo y la responsabilidad de liderar nuestra propia aventura creadora.
Identidad en la era criptoglobalizada
Al contrario que los autores clásicos1, donde la identidad (identitas) era equiparable a lo inmutable o permanente en una persona; hoy sabemos y entendemos la identidad como un constructo en movimiento, no fijo. La identidad varía, mejoramos nuestras identidades viviendo experiencias y enfrentándonos a retos y problemas. Cada reto superado nos transforma, y cada transformación crea una nueva identidad, una nueva visión de uno mismo sumada a una nueva autoimagen. Al mismo tiempo, la transformación entraña heridas y cicatrices, arrugas y expresiones, transforma nuestros cuerpos y nos muestra cómo nace un nuevo ser diferente dentro y fuera de cada uno de nosotros. Desde una perspectiva contemporánea, me atrevería a afirmar que se premia esta capacidad de mutabilidad y transformación de la identidad.
El concepto de identidad ha estado unido al criptoarte y a la criptografía desde sus orígenes, los cuales, a su vez, han hecho del anonimato y, por lo tanto, de la negación de la identidad, su bandera. El movimiento de criptoarte nace con la cultura hacker de los años 80, que tiene un momento mágico con el nacimiento del sistema Gnu/linux y posteriormente con la primera blockchain de Bitcoin en el año 2010. Desde sus orígenes mostrar u ocultar la identidad ha sido una práctica clave en criptografía.
Al contrario de lo que ocurre en las actuales redes sociales dominadas por la hipervisibilidad de la persona, la ocultación de la identidad también ha sido parte fundamental de la comunicación por Internet. Los antiguos chats, antecesores de las redes sociales, eran auténticos simuladores de identidad donde cada cual asumía un rol en relación a sus propios deseos e imaginación. Las personas siempre hemos sentido la necesidad de recrear y crear nuestra propia identidad a través del juego y el simulacro como forma de experimentación y crecimiento personal.
Desde la óptica tecnológica, el criptoarte y la criptoeconomía nos permiten identificarnos en todas las cadenas de bloques a través de una identidad alfanumérica (hash): combinación de números y letras. Se diseñó un sistema que a pesar de ser totalmente transparente en la dimensión pública de los movimientos realizados en la blockchain, permite un anonimato absoluto de las personas que gestionan estos intercambios. La concepción tecnológica de la identidad entendida como hash, subvierte inicialmente la forma que utilizamos para identificar a las personas en el mundo físico donde el “nombre” en su primer registro de identidad.
Desde el punto de vista estético, el criptoarte nace con los CryptoPunks y eclosionan popularmente con la colección de Bored Apes Yacht Club, piezas coleccionables de dibujos con caras y figuras antropomorfizadas que dotan de humanidad, y por lo tanto de una nueva identidad digital, a las personas que las usan en una nueva era de representación social en el metaverso. Solo es posible entender el valor de venta de 84.000 dólares de una simple imagen de la colección bored Ape desde la concepción de un nuevo paradigma de la identidad digital. En la era digital, nuestra identidad se construye por medio de la suma de los diversos vestigios digitales que vamos tejiendo en internet. En este contexto, la imagen del perfil en las redes sociales puede llegar a ser incluso más importante que la imagen “real”. Nuestra identidad lo es todo en la red: es un activo que se asocia a nuestra obra, a nuestro relato, a nuestra personalidad y a nuestra proyección virtual como marca; es negocio y es posicionamiento.
Si echamos un vistazo a la reciente producción de criptoarte volcado en la red social Twitter, podemos identificar fácilmente el papel que juega la definición de la identidad en las obras de los criptoartistas de la escena actual: muchísimas obras criptográficas abordan el concepto de identidad como materia de experimentación, identidad transformada, coartada, animalizada, demonizada y, en definitiva, simulada en todas sus dimensiones posibles. Esta preocupación constante por redefinir las nuevas identidades digitales me lleva a pensar que vivimos en un momento de crisis respecto a la identidad del sujeto contemporáneo.
Gracias al criptoarte estamos asistiendo al nacimiento de una comunidad internacional de creadores que nos organizamos en pequeñas comunidades locales interconectadas a través de redes sociales. ¿Será el criptoarte el escenario que dé pie a la primera comunidad global de creadores? ¿Estaremos construyendo entre todos los criptoartistas la identidad del sujeto colectivo de nuestra era?
No podemos obviar que la blockchain nos ha traído dos premisas novedosas y fundamentales hasta ahora en el mundo del arte: por un lado, un mecanismo que nos posibilita insertarnos en un mercado global de arte convirtiendo nuestras obras en tokens digitales y, por lo tanto, en unidades de intercambio de valor. Y, por otro lado, la blockchain como modelo económico, nos trae aún una idea más radical y más importante: la descentralización. ¿Será capaz este nuevo sistema del arte criptográfico de convertirse en el nuevo motor económico decisivo para que los artistas podamos financiar por primera vez en la historia nuestras carreras artísticas y vivir del arte de forma digna? ¿Será posible conseguir una especie de “renta básica artística” a través de la blockchain para los creadores a nivel global?
La muestra
La Primera Muestra de Criptoarte de Canarias ha sido creada con la intención de reunir a los primeros criptoartistas, fomentar sus obras y consolidar la comunidad artística local. En esta muestra contamos con cinco artistas de diversa índole que se manifiestan en este área con la intención de plantar la primera semilla y expandir la muestra en próximas ediciones.
En este sentido, la artista Aída Piñango (Caracas) trae una obra clara y concisa donde la representación de la sexualidad juega un papel fundamental. A través de la representación de la vagina, Aída convierte esta parte del cuerpo de la mujer en símbolo y tótem de adoración. Esta referencia “sagrada” queda evidenciada a través de la palabra sánscrita “Ioni” asociada al título de su colección. A pesar del sentido pedagógico que la artista explicita en su obra, esta nos propone una forma de mirar el mundo y nos invita a redefinir al sujeto actual a través de la observación de los detalles inscritos en el territorio de la anatomía femenina.
Por otro lado, César Marrero Expósito alias DeejaySaero, propone un conjunto de personajes e identidades diversas que mezclan la ficción con la realidad a través de personajes que van desde lo humano (personaje Punky) hasta lo fílmico (Personaje Halloween) en un estilo de pintura naïf o ilustración digital. Nos ha parecido oportuno exponer a este artista atendiendo a esa concepción de libertad del criptoarte donde todos tienen cabida desde sus orígenes.
Miguel Prieto (Caracas), alias Collectiminer, es un artista que viene del mundo del desarrollo y del código de programación. Este artista generativo y algorítmico presenta en esta exposición una serie de piezas que van desde el arte generativo a las piezas combinadas con fotocreación digital o fotomontaje. La colección Shapeschain propone una pedagogía de la propia tecnología blockchain por medio del arte. Esta colección compuesta por 4.096 piezas totales incluye obras conceptuales sólidas donde se representa un hash (combinación de letras y números) a través de una serie concreta de figuras geométricas. De esta manera elemental, cada pieza de esta colección simboliza un bloque de la blockchain. Con una representación sencilla el artista consigue una obra conceptual profunda con un carácter pedagógico de representación tecnológica a través del arte. Además de estas piezas, se expone su obra el Gato Bitcoin como representación del criptoarte autorreferencial, esto es, aquel que propone una visión optimista del futuro cripto como metáfora y sueño de una sociedad más justa.
Bénelo es un artista y diseñador gráfico con una larga trayectoria en el mundo del diseño de personajes. Nuevamente el diseño de identidades toma aquí importancia a través de su colección de Unicornios Kawaii: se exponen cuatro piezas pertenecientes a su futura colección de 111 unicornios. Los personajes kawaii forman parte de un mundo más amplio dirigido a los niños donde el aspecto inocente, afable y bondadoso pueblan este mundo; un ejemplo del sistema de diseño de colecciones que pueblan el criptoarte y que funcionan a caballo entre el arte y el funcionamiento de una DAO.
Finalmente, mi obra gira en torno a tres temas: el juego lógico a través del arte generativo, tecnificación e identidad cibernética. La pieza Robot #1 Broken Engine, plantea preguntas en torno al tipo de vida y sociedad que hemos construido, y en qué tipo de sujeto deberíamos convertirnos para convivir con el medio actual racionalizado y “deshumanizado”. Es una pieza de innovación tecnológica que plantea desafíos en la blockchain en cuanto utiliza código nativo SVG para realizar la animación vectorial. Por otro lado, mi obra generativa se convierte en un juego lógico que pretende visibilizar aspectos de nuestro mundo real a través de datos. Finalmente, me he permitido exponer y compartirles tres obras relacionadas con la canariedad: Tribe I y Tribe II, que manifiestan mi interés en investigar la raíz común que conecta Canarias con el viejo contienen africano. En cambio, Tomates en la Huerta, es una invitación a introducir la cultura rural en las narrativas contemporáneas de los videojuegos y la cultura gamer.
Espero que disfruten de este primer experimento de innovación creativa que simplemente pretende sembrar la semilla del árbol del arte del que todos podamos disfrutar de sus frutos en el futuro. Te esperamos allí, en la blockchain.
Referencias
La identidad en el psicoanálisis
https://artessere.com/blog/44-rethinking-value-and-economics-can-nfts-democratize-the-art-space